29 de enero de 2009

La historia con Juank, hoy... (II)

(O... De cómo una gambeta de más puede hacerte perder un gol...)


Siendo honesta, el nudo en la garganta no lo tuve porque no había respondido. El problema vino bastante después.


En ese momento estaba dispuesta a que pase cualquier cosa. Ya me cansé después de tantos meses, estar pendiente de él, a la expectativa de ver si en algún momento se sacaba algunos de los caparazones que siempre viste y que en todo momento nos complicaron a la hora de demostrar algún tipo de sentimiento, algunos de los afectos que tan bien guardó…

Me harté y dije basta. Está bien, no me contestas el mensaje, como quieras. Lo tomo como un acto de indiferencia más como los que me viniste demostrando este último mes. Este desinterés fue la prueba que necesitaba para dar el punto final a una historia que nunca comenzó, donde la introducción se hizo eterna y los protagonistas nunca se decidieron a dar el primer paso.

Ahora sí tenía toda la energía y convicción requeridas para olvidarlo y pasar a otro tema.


...O al menos así lo creí hasta el sábado.
Sábado 24, 22:10 hs: Boca – River.



Todavía hoy no entiendo cómo un acontecimiento que casi no tiene relación con nuestra historia, me sacudió tanto la conciencia.
Los primeros veinte minutos del partido no me pude concentrar. Me acordaba de él. De cuantas veces había imaginado juntarnos a ver el partido, cervezas y papas fritas mediante. De cuantas veces peleábamos. Yo Boca, él River. De que no me daba bola en las peleas, porque decía que una mujer no podía opinar de fútbol y era inútil discutir conmigo. De cuantas veces yo le expliqué el off side, invalidando su frase que decía que ninguna mujer puede entenderlo. “Las deja totalmente anuladas” decía; y yo, como siempre, iba en contra de sus reglas.

Como no tenía nada por perder, sin dejar de mirar el partido y celular en mano, me dispuse a escribir minuciosamente…


“No sabes como me hubiese encantado ver un partido de estos con vos (los del torneo no porq ya son más en serio, ja), a pesar d q pienses q las mujeres no sepamos d fútbol. Respeto tus silencios, pero si entiendo la ley del off side… xq no voy a poder entender q pasó, q hice o q cambió para q todo quede así nomás? No t preocupes, no espero q me respondas si no queres, pero tenía q escribirte, y quedate tranqui q ya no te jodo más. Un beso enorme.”


Me saqué las ganas. En el entretiempo (nunca hay que hacerlo durante el partido, y hasta que termine no podía aguantar), dije lo que tanto tenía atragantado. Aunque no lo dije, lo escribí.

Ahora me pregunto, ¿por qué el sistema anduvo tan bien que llegó el sms al destinatario? ¿Por qué mejor no estaba sin crédito mi celular en ese momento? ¿O por qué mejor no me habría equivocado al mandar el mensaje?

Para mi infortunio, tal como se escribió, se envió y llegó. Y hoy puedo decir que no fue nada bueno al parecer.

27 de enero de 2009

La historia con Juank, hoy...



Me cuesta hacer este post. Todavía tengo la herida abierta; o mejor dicho un tremendo nudo en la garganta, para hacerlo menos dramático.
Así que para que no duela (o que no me ahogue, no sé), voy a ir por pasos.

Después de que el “susodicho” (llamemosle desde ahora Juank) no haya dado señales de vida (más que ese fucking toque en facebook), y con toda la ansiedad de saber el por qué de su desaparición, con todas mis dudas y las conjeturas que conllevan, decidí tomar el toro por las astas y... mandarle un sms... Como si fuese el santo remedio para todas las enfermedades.

Por empezar había que empezar a bajar las revoluciones. No podía esperar ninguna respuesta del otro lado. Podría ser que no contestara, o que sí lo haga siendo totalmente irónico, o el más hdp de todos. O podría responder con total normalidad, como si nada pasara.


Así que, luego de un tremendo esfuerzo de autocontrol, había llegado el viernes. Y con el, la necesidad de escribirle el triste mensaje. Más bien simple, o normal... era sólo un mensaje más:

“Ey, ke hay? Tanto tiempo... yo ak aburrida en ksa... vos?”

Y salí a correr.
Sí, a correr, a hacer ejercicios... unas vueltas cerca de casa.
Sabía que a la vuelta tendría la respuesta. “La verdad los hará libres” dicen por ahí. Y estaba segura que en esa respuesta o no-respuesta iba a encontrar mi verdad. Podría arreglar todo para vernos, o al menos enterarme que había pasado por su cabeza. Ver cómo y qué contestaba para saber si tenía que seguir gastando mis energías en él o podía cerrar en paz ese capítulo.
A la vuelta tuve mi respuesta. Una no-respuesta en verdad.
No contestó.

20 de enero de 2009

El bueno, el malo y el feo.

Viernes a la noche. El fin de semana comenzaba y esa noche teníamos un cumpleaños. No cualquiera, era EL cumpleaños. Gran fiesta, mucha bebida. Mucho alcohol.

Y el alcohol, bien conocido como especialista en desinhibirnos, corría bastante en la pista, en la barra. En todos lados...

Son esas ocasiones, cuando menos te lo esperas, cuando lo que menos querés hacer es hablar en serio; es ahí cuando el menos esperado dice cosas que nunca creíste que ibas a escuchar.

Estaba bailando con una amiga y de repente me da el pase para que baile con él.

Él, un ex novio....

Con ustedes: El bueno, el malo y el feo.

Él era esas tres cosas, y un par más. Con él, Marcos, estuve hace un poco más de dos años.

Le tomó remar aproximadamente un año para que yo acepte estar con él. Era feo
Acepté porque a pesar de eso había algo. Era bueno.
Duró apenas cerca de un mes. Era malo.
Malo besando, malo transando, malo con sus técnicas para acostarse conmigo. Malo en la opinión de mis viejos y, cuando él así lo quiso, malo en mi opinión. En fin, había sido que también era malo.

Con él me divertía como con nadie. Esa noche, mientras bailábamos, recordé lo bien que la pasaba estando con él. Hasta puedo decir que sentí que extrañaba esa compañía.
Marcos, con cinco o seis años más que yo, era el tipo de novio que saca lo mejor de vos. Te hace sentir genial, te hace reír, y además te tiene en un pedestal. Y eso había sido que no siempre es bueno.
Otra desventaja era que me presionaba para eso. En tan poco tiempo me presionaba para llevarme a la cama. En realidad, al sillón del living de su casa (o, mejor dicho, de la casa de sus viejos).

En medio del baile, en un momento me dice que quería hablar en serio conmigo. No me pareció que en realidad quería hacerlo y hacía muecas intentando ponerme seria mientras me moría de risa.

Admito que yo había bebido, así que no puedo reproducir exactamente la conversación. En realidad casi todo lo dijo él. Y de eso me acuerdo bastante.

Dijo que a pesar de que hayamos terminado yo le parecía muy buena. Demasiado buena para él. Que yo era una mujer para casarse (!!), y que él no estaba listo para alguien como yo. Que su vida era esto (y me señala la fiesta, ja). Que él era un desastre y quería que yo le dijera, como reafirmando, que él era un desastre (cosa que no hice, por más que insistió). Y que para cuando él sentara cabeza seguro yo ya iba a tener un tipo que me valore y que esté a mi “altura”. Que seguro me iba a encontrar con muchos tipos como esos (ahí sí me reí con ganas).
Al final dijo que quería que las cosas estén bien entre nosotros (para mí siempre estuvieron bien). Y que él sabía que se había portado mal conmigo y se arrepentía.
Antes de irse, y desde mi espalda, me dice cerca del oído: Vos siempre vas a ser así… vas a ser el amor de mi vida…

Quedé helada. Nunca me dijeron eso. Mucho menos esperé que él dijera algo así, y después de tanto tiempo.

Así como él se mostraba bipolar siendo bueno y malo, seguía siendo así diciendo lo que una quiere y no quiere oír.
Al menos lo dijo cuando ya no sentía nada más que un poco de cariño por él.

Pero me reconforté al pensar que él, evidentemente, también había bebido de más.

14 de enero de 2009

Hombres, cada vez más raros... y la tecnología los ayuda...

A pesar de todo, ese día hubo algo que paró momentáneamente mi angustia.
Abrí mi facebook y ahí estaba. El susodicho (quien no tuvo los huevos para empezar algo), me había mandado "un toque".



Primero me alegre. Pasó algún tiempo y ahora se había acordado de mí. Después pensé...
¿ que mieerrrrrda es un toque???

¿Qué significa eso en lenguaje "feisbukiano"? ¿Tendría algún significado? ¿Se podría dar a entender algo, o era parte de ese histeriqueo que siempre armó?

Me inclinaba por la segunda respuesta. Así que algo confundida, volví a lo que estaba pensando.

Después se me pasó. Obvio.

12 de enero de 2009

El suceso inesperado

Estas cosas marcan, sobre todo en mi situación.

Me tomó por desprevenida. No me lo imaginaba. Ni me lo veía venir, ni por casualidad. Por más que uno conozca tanto a una persona, hay cosas que no dejan de sorprender…

Ni bien me enteré… me puse feliz. Contenta por ella… obvio. Todas la felicitamos y queríamos saber más, aunque ella mucho no cuenta.

Después, las fichas empezaron a caer… En todos los círculos sociales a los que pertenezco (amigos de la facu, del cole, de otros lados, en la familia, etc...), soy la última, la única que queda. Sólo yo no soy parte de esa experiencia religiosa de la que el mundo habla. No soy parte de eso con lo que hombres y mujeres se obsesionan.


Quedé en shock, no es broma. Disimulé y mientras seguíamos hablando traté de sacarme el tema de la cabeza. Al rato volvía a mi casa en colectivo. Y subirse a uno de esos, sentarse, y mirar con aflicción por la ventanilla, no lleva a otra cosa que pensar… pensar… pensar…

Mil cosas. Todas juntas. No podía ordenar lo que pensaba. Me sentía mal, terrible. Admito que se humedecieron mis ojos, pero soy de llorar poco. Menos estando en público. Mucho menos, en público y sola.

Sola. Sola. Fuck…

Llegué y quise ponerme a escribir, a desahogarme. Seguía sin poder organizar ideas ni palabras…

Mis pensamientos no se limitaban a ese acto en sí. Iban más allá y se concentraban a las causas de la ausencia de eso.

De ese torbellino de ideas rescaté:

Que no sé cómo llegué a esto. Que cómo a un mes y medio de tocar los veinte, no pude tener una relación con un hombre que supere el mes. Que en todos estos años sólo tuve dos relaciones de ese tipo (hay otra más, pero en realidad no cuenta).
¡Qué cómo no puedo tener una relación!

Que el tiempo pasa, y nada queda. Nada queda porque nada hice. Nada arriesgué, nada gané. Y si hice algo, lo hice mal… creo. O al menos así parece.
Que a esta altura no busco EL HOMBRE DE MI VIDA. Nada que ver. Sólo algo que pueda valer la pena y me haga sentir bien.

Que todo lo que aposté hasta hace poco se cayó cual castillo de naipes, por alguien que no se anima, que al final no se arriesga. Justo cuando yo sí me iba a arriesgar. Mala suerte dirán.

…y bla bla bla… el resto fue ese overthinking que no nos lleva a nada.


Pero soy optimista, y quiero pensar que hay tiempo, y que llegarán oportunidades. Que hay cosas peores, bastante peores.

Eso sí, la angustia que sentí anoche, no me la quita nadie…

Y tanto quilombo porque una amiga lo hizo… por primera vez…

(justo hoy lo encontré en el Clarín de ayer... me vino al pelo! jaja)


10 de enero de 2009

De cómo defenestrar una frase maldita.... (o por lo menos defenderse un poco y reirse de ello)


Fue cuando estaba saliendo de una cena con amigos de mis viejos. Iba a lo de una amiga para ir a un boliche, obvio. Partía de la casa, cuando la señora, amiga de mamá (con la que cruzo los obligados “hola, como le va”), dice las palabras fatales:

“... y a ver si para este verano nos traes un novio!!”


Señooooraaa.....

Entre usted y yo..

1. ¡¡¡QUÉ LE IMPORTA!!!
2. ¿Y si no quiero tener novio? ¿Y menos en verano? (no es el caso, pero sirve de defensa).
3. ¿Y si tengo algo de lo que usted no sabe? Algo que todavía no presenté a mis viejos. O algo, no necesariamente que cumpla lo que se dice ser NOVIO (tampoco es el caso, peeero...).
4. Y si sólo lo dijo en broma, ¿¿Cree que la soltería es un chiste?? (en realidad, soy capaz de reírme de mi misma, pero NO fue gracioso).
5. Y si lo dijo en broma (insisto por que soy una persona con un muy buen humor), ¿me recuerda cuando fue el día que le dí la suficiente confianza para hacer ese tipo de comentarios?
6. Yo no le estoy diciendo que este verano cambie de marido... o al menos se consiga un amante. Así que no se meta en mi relación con lo masculino.
7. ¡¡¡¡¡QUÉ LE IMPORTAAAAA!!!!
8. Por lo poco que la conozco me imagino a usted, a mi edad, y en mi misma situación.
9. Y si este verano consigo novio... cree que voy a ir corriendo a su casa (by the way, que queda en la loma del orrrrto), y le voy a decir gritando con desesperación “¡mire!, ¡¡acá está!! ¡¡¡tengo novio!!!!, ¡¡es él!! ¡! ¡¡¡¡Vealo así lo cree!! ¡¡Pálpelo!! ¡¡Es real, es cierto!!!".


Pero eso es entre usted y yo. Había más gente esa noche. Mi familia, la suya.

Así que, con toda diplomacia, sonreí y me fui.

8 de enero de 2009

ya dará un paso en falso... (o no??)

Siempre y en todo momento, va a haber una música que refleje lo que nos pasa, lo que pasó, pasará, o queremos que pase.

Hoy me suena:
Las Demás (Babasónicos)

No me da igual que te sea indiferente, ya caerás en mis brazos.
No me da igual que te sea indiferente, ya darás un paso en falso.


En realidad vendría a ser una suerte de última esperanza. El resto de la canción podría aplicarse, pero con pequeñas modificaciones, así que no vienen al caso.




¿Por qué esperamos demasiado de ellos cuando son capaces de tan poco?
¿Por qué hay cosas que mueren antes de nacer?
¿Por qué se privan cuando hay en abundancia?

¿Por qué el miedo puede más que un futuro romance?


¿Por qué son tan cagones los hombres???? ¿¿¿Por queeé????
(perdón, para ser un segundo post, me zarpé preguntando)

7 de enero de 2009

Deseos de Año Nuevo




Cuesta creer que como es año nuevo, de un día para el otro mágicamente todo cambiará y nuestros mayores deseos se volverán realidad... pero no se pierde nada intentando...


En realidad casi todo se resume a la publicidad de COSMOPOLITAN TV, la cual adhiero por completo:

- Este año aprenderé a cocinar.
- Dejaré de embarcarme en relaciones sin futuro.
- Encontraré el equilibrio entre el trabajo (en mi caso, el estudio) y la familia.
- Realizaré ese viaje que me cambiará la vida (o al menos un viaje que realmente valga la pena).
- Dedicaré más tiempo a mis amigas.

Para demostrar que intento y creo en los cambios, comencé con el blog. Paso de ser una lectora anónima a una escritora activa, quien sabe por cuánto tiempo y con qué resultados.

Y si de cambios se habla, pido con todo mi corazón que este 2009 me encuentre con los ojos más abiertos y actitudes más inteligentes. Digo no y me niego rotundamente a creer que mi condición se deba a la mala suerte. Estoy segura de no ser una persona cruel y vil que deba ser despreciada por el mundo (o al menos el género masculino). Mucho menos alguien tan horrible que ni siquiera es vista de reojo. Asumo una porción de responsabilidad y sé que mi condición es parte de mi culpa.

Pido que “eso” (que hago, y que no se qué es) cambie y desaparezca; sobre todo... trato de ponerme en marcha para lograrlo.